Las plantas tienen sed, todas
y aún falta el invierno.
Pero da paz ver
que aún existe el amor,
es visible en el hombre que pasea a su perro;
en el paisaje que enmarca a las personas que caminan;
en la luz que se posa sobre las hojas de los arbustos;
en las vainas que ofrecen puñados de flores.
Un día tendremos una casa, hija.
Acaso ya la hemos visto
mientras caminamos por el barrio.
Quizá ahora mismo, por una de sus ventanas
atraviesa la luz de la tarde.
¿Tendrá un árbol?
¡No habría mayor regalo!
Un árbol en el patio,
barrer sus hojas de vez en cuando.
Tener arañas en las habitaciones
y nuestro propio polvo.
Ana Laura Contreras Ortega. Mujer de cuatro ojos. A ratos madre abnegada, a ratos egoísta. Solitaria. Cada quincena, religiosamente, compra un pastel.
Qué bello: el derecho a ser nuestro propio polvo.
Que bello Betty!
¡Qué poema más hermoso, Ana! :O
Muy lindo 😊